La limpieza facial diaria es un paso fundamental en cualquier rutina de cuidado de la piel. Ayuda a eliminar la suciedad, el exceso de grasa, las impurezas y los residuos de maquillaje que se acumulan en la piel a lo largo del día.
Lavado de manos: Antes de tocar tu cara, asegúrate de lavar bien tus manos para evitar transferir suciedad y gérmenes a la piel.
Desmaquillante (si es necesario): Si llevas maquillaje, utiliza un desmaquillante adecuado para eliminarlo por completo. Puedes usar aceites desmaquillantes o soluciones micelares, según tus preferencias y necesidades de tu piel.
Limpieza con un limpiador facial: Aplica un limpiador facial suave y adecuado para tu tipo de piel. Masajea suavemente el producto sobre tu rostro con movimientos circulares y luego enjuaga con agua tibia. Asegúrate de eliminar completamente el limpiador para evitar que queden residuos en la piel.
Exfoliación (2-3 veces por semana): La exfoliación ayuda a eliminar las células muertas de la piel y a mantenerla suave. Utiliza un exfoliante suave y no lo hagas a diario, ya que puede ser abrasivo para la piel si se hace con demasiada frecuencia.
Tónico: Aplica un tónico facial para equilibrar el pH de tu piel y prepararla para los productos que siguen en tu rutina.
Limpieza nocturna: Por la noche, repite los pasos de limpieza para eliminar las impurezas acumuladas durante el día y asegurarte de que tu piel esté limpia antes de acostarte.
Recuerda que es importante ser constante en tu rutina de cuidado de la piel.
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